«Mi marido tiene obesidad y su médico le ha propuesto colocarle un balón dentro del estomago para que coma menos. ¿Es peligroso? ¿Podrían explicarme como funciona y si tiene menos riesgos que el by-pass gástrico?»

Es un círculo vicioso: Las personas obesas tiene el estomago grande, cuanto más grande lo tienen, mas cantidad de alimentos necesitan para llenarse, y cuantos más alimentos ingieren para saciarse, más obesidad tiene y mayor es, consecuentemente, su volumen estomacal. Pero imaginemos que estas personas pudieran tener dentro de ese gran estomago una pelota que ocupara el espacio antes destinado a la comida y que les diera la sensación de saciedad aun comiendo poco. Pues ese es, precisamente, el mecanismo de funcionamiento de balón intragástrico (BIG), una técnica con la que los expertos en aparato Digestivo están obteniendo excelentes resultados contra la obesidad.

El procedimiento, que dura unos 20 minutos, consiste en lo siguiente: con el paciente sedado, sin cirugía y mediante endoscopia, se introduce en el estomago el balón desinflado y, una vez en la cavidad estomacal, se rellena con suero estéril. Este suero esta tintado con azul de metileno para que, en el remoto caso de que se produzca una fuga, el paciente pueda detectarla por el cambio de color de su orina y acuda a su médico para que le retire el balón dañado y le inserte otro en perfectas condiciones.

Una vez insertado e inflado, el balón intragástrico queda flotando en el estomago, ocupando buena parte del mismo; por eso, quien lo lleva experimenta una sensible pérdida de apetito que le facilita el seguimiento de la dieta prescrita por el endocrino. De ahí el éxito y la demanda creciente de esta técnica, que ha convertido al globo en un aliado eficaz de los obesos que, incapaces de resistir largas y abrumadoras dietas, las abandonaban, arriesgándose a desarrollar las diversas patologías asociadas al sobrepeso. Además, al tratarse de una técnica que no precisa cirugía, se evitan las complicaciones y riesgos quirúrgicos a los que se encuentran expuestos los obesos que se someten a la cirugía bariátrica, diseñada para pacientes con obesidad mórbida y que consiste en reducir, por medio de diversas técnicas, la capacidad del estomago. El paciente cuenta, además, con la ventaja de que el balón le permite una actividad laboral y social normal, e incluso puede realizar ejercicio físico y deporte para recuperar un tono vital saludable.

Los siete meses en que el paciente porta el balón en su estomago son fundamentales para que consiga integrar en su forma de vida nuevo hábitos alimentarios. Así, un equipo multidisciplinar de expertos -psicólogos, nutricionistas, endocrinos.- intentará enseñarle a modificar su comportamiento y su forma de percibir la comida: el objetivo es que, una vez la sea retirado el balón, el paciente no vuelva a comer desaforadamente.

Porque, una vez extraído el balón, la cavidad estomacal vuelve a quedar totalmente liberada y llega la prueba de fuego: el paciente, que vuelve a encontrarse solo ante el peligro, ha de echar mano de su tesón y perseverancia para proseguir con los nuevos y saludables hábitos alimenticios aprendidos mientras su redondo aliado permaneció en su estomago.

Y después.

Transcurridos los siete meses, existe la posibilidad de realizar una o varias reimplantaciones para aquellos pacientes que necesitan prolongar el tratamiento a fin de conseguir una mejor adaptación y motivación. La motivación psicológica, no obstante, suele ser muy fuerte, y el bienestar que sienten ante su nueva imagen y la recuperación de la autoestima a quienes han abandonado el sobrepeso a seguir por el camino más saludable del equilibrio y el comedimiento.

Pero si todo eso no fuese suficiente después del BIG, siempre les quedara la posibilidad de someterse a cirugía bariátrica, con la ventaja de que, con la perdida de kilos, también habrán disminuido los riesgos quirúrgicos que acechan a los obesos.