Juan, que prefiere limitar su presencia pública a su nombre, sin apellidos ni imagen, fue ayer el paciente del doctor López Nava. Sedado durante la intervención, al despertar aseguró «sentirse muy bien». «No me he enterado de nada y hasta he soñado. He soñado que ya había perdido los 30 kilos». Juan explica que su vida, su trabajo, «me obliga a viajar mucho, comer fuera y esto me ha hecho engordar mucho».