Pero, ¿tú te quieres? Es la pregunta más clara y directa para empezar a ver el grado de autoestima que tiene una persona. Lo más seguro es que duden, que le siga un silencio, y que acaben respondiendo con un supongo que no.
La autoestima es la percepción que tenemos de nosotros mismos. Abarca múltiples aspectos de nuestra vida, desde cómo vemos nuestro físico, qué opinión tenemos de nuestra personalidad, o cómo de valientes y competentes nos sentimos. Esta percepción nunca es objetiva y está influida por nuestra cultura y educación, por lo que nuestros padres nos enseñaron y lo que nuestros amigos nos dijeron. Va cambiando a lo largo de nuestra vida a medida que tenemos más vivencias y experiencias. Y, básicamente, es lo que nosotros pensamos que somos y merecemos.
La autoestima, absolutamente intrínseca a nosotros mismos, nos acompaña y nos condiciona en todo lo que hacemos. Es la que se encarga de que hablemos mejor o peor en público, de cómo surgen nuestras relaciones personales, de los trabajos que tenemos y encontramos y de lo que los demás nos dan. Empieza en nosotros y le envía un mensaje al mundo de cómo merecemos ser tratados. Alguien con baja autoestima estará rodeado de personas tóxicas, de trabajos frustrantes. En cambio, alguien con alta autoestima nunca permitirá que se aprovechen de él, sino que luchará por imponer su valía por encima de todo.
Por eso, nuestra autoestima tiene que ser fuerte y sólida. Esto hará que nuestro amor propio no se vea pisoteado y tengamos una óptima calidad de vida.
Y, ¿cómo podemos empezar a tener la autoestima alta? Estos 10 consejos te van a ayudar.
- Basta ya de atormentarse. Tu objetivo es ser feliz, no rodearte de culpa y remordimiento. Todos cometemos errores, pero los dejamos atrás y empezamos cada día de cero. ¿Has cometido algún fallo? Se acabó, ya forma parte del pasado.
- Fíjate una meta. No una, miles. Empieza a pensar dónde quieres estar, lo que quieres tener y la gente que va a estar a tu lado. Ten esas metas siempre presentes y esfuérzate en conseguirlas.
- Eres como eres. No vale la pena lamentarnos por el cuerpo que no tenemos. Acéptate y disfruta de ti mismo.
- Cuídate y mímate. Debes tratarte con respeto, sin insultarte ni juzgarte.
- Fuera lastres. Vamos arrastrando peso y más peso, relaciones que no nos llenan o nos hacen sufrir, trabajos en los que nos menosprecian… Toma el control sobre la situación y elimina todo el peso que no necesitas.
- Piensa en lo bueno que te va sucediendo. Hazlo al meterte en la cama cada noche, céntrate en las cosas buenas que te han pasado a lo largo del día.
- Dedícate tiempo. Haz actividades que te llenen de felicidad.
- No te critiques, sólo piensa en qué podemos cambiar para ser un poco mejores. ¿Hay algo que no puedes controlar? Olvídate de ello y céntrate en tu potencial.
- Aléjate de las comparaciones. Eres único, y eso es maravilloso.
- Pensamiento positivo. Siempre positivo.
La autoestima va a acompañarte cada día, y es la responsable de la felicidad que tienes en tu vida. Empieza hoy a cambiarla y cólmate de cosas buenas. ¡Es hora de ser feliz!
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