Las enfermedades cardiovasculares son totalmente evitables. La clave radica en establecer un estilo de vida saludable: una dieta equilibrada y ajustada para cada persona por un profesional y ejercicio acorde a sus capacidades.
Una reciente investigación de la Universidad de Washington situó a Chile entre los 10 países con más obesos menores de 20 años. Una mala noticia si se considera que la obesidad es uno de los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares, más aún cuando en Chile éstas constituyen la principal causa de muerte. Es decir, dos tercios de las muertes totales del país están vinculadas a eventos cardiovasculares o cerebrovasculares.
El riesgo cardiovascular ha sido una prioridad en las políticas públicas de nuestro país. Por ejemplo, el Programa de Salud Cardiovascular, implementado en atención primaria desde el año 2002, se focaliza en la evaluación para evitar eventos cardiovasculares en adultos. Se han desarrollado, además, intervenciones educativas del equipo de salud respecto a la alimentación saludable y la incorporación de la actividad física en todos los grupos etareos para que nuestra población se informe y luego, paulatinamente, incorpore conductas preventivas con el objetivo de autocuidarse.
Las enfermedades cardiovasculares son totalmente evitables. La clave radica en establecer un estilo de vida saludable: una dieta equilibrada y ajustada para cada persona por un profesional y ejercicio acorde a sus capacidades (es imposible que de la noche a la mañana alguien se transforme en maratonista si nunca ha realizado un trote suave). En personas con obesidad es imprescindible que un médico cardiólogo realice una evaluación para saber en qué estado está ese corazón, antes de iniciar una actividad física. Disminuir el stress con actividades de esparcimiento y al aire libre durante la semana también podría ayudar.
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