A menudo nos preguntamos cómo es posible que nunca consigamos lo que nos proponemos. Pensamos que los intentos deberían dar sus frutos, pero algo falla y no sabemos exactamente qué. Lo que no somos capaces de comprender es que la autoestima y los resultados están estrechamente relacionados. Esto es lo que conecta el mundo exterior con nosotros mismos y que ejerce una gran fuerza sobre aquello que queremos conseguir.
La autoestima tiene un papel importante en nuestro estado anímico, nuestras actitudes y en la calidad de las relaciones personales.
Nos esforzamos por crecer y sentirnos mejor cada día con nosotros mismos y con el mundo. Sin embargo, esto no es posible si no comprendemos la importancia de quererse a uno mismo y no somos capaces de reconocer y superar la baja autoestima, que es lo que nos impediría vivir felices y de forma positiva.
A lo largo de estas semanas hemos ido profundizando en el terreno de la autoestima y poco a poco vamos viendo formas de mejorarla. Hoy aprenderemos tres pequeños pasos para querernos un poquito más.
Lo primero que debemos hacer es identificar el problema.
Si queremos sentirnos mejor con nosotros mismos, tenemos que convertirnos en mejores personas. Debemos mejorar y superar nuestras propias expectativas, empezando por mirar en nuestro interior.
En muchos casos, el problema viene de resentimientos y culpabilidades internas. Pero, también, esta baja autoestima puede deberse a factores externos, como una mala situación familiar o conflictos en el trabajo. Sin embargo, venga de donde venga la causa, debemos reconocerla. Saber y aceptar que hay algo en nuestra vida que no funciona y con lo que no estamos conformes, que hace que el amor hacia nosotros mismos disminuya.
Sólo conociendo qué es lo que nos está afectando, podremos diseñar un plan de acción para alcanzar el ideal de amor propio.
En segundo lugar, tenemos que aprender a supervisar de forma efectiva nuestros pensamientos. Nuestros pensamientos son el primer paso hacia nuestros sentimientos y emociones. La supervisión es muy sencilla, consiste en escucharnos a nosotros mismos cuando estemos pensando sobre nuestro potencial o nuestra capacidad para hacer las cosas. Pensamientos como no soy lo suficientemente bueno o nadie me va a contratar para ser recepcionista son los que debemos detectar, ya que nos indican que nuestra autoestima no está como debería.
Muchos de nosotros nos herimos durante mucho tiempo con nuestro diálogo interno, convirtiéndolo en creencias fuertes y arraigadas sobre nosotros mismos y nuestras capacidades. El error es aceptar estos pensamientos negativos como válidos, cuando en el 99% de los casos sólo son falsas percepciones.
Por último, desafíate a ti mismo. Debes retarte a nivel de pensamiento, ya que prepara tu mente para tener mejores actitudes cuando sea realmente necesario.
Debes enfrentarte a tus miedos, salir de tu zona de confort e ir más allá de tus límites.
Haciendo esto te llenarás de fuerza y energía, empezarás a forjar nuevos hábitos y sembrarás pensamientos más positivos. Convertirás el no puedo en voy a conseguirlo todo.
No existe nada malo en tener circunstancias difíciles o negativas, son parte natural de nuestra vida. Sin embargo, debes dejar de vivir sumergido en ello, saber ver la luz al final del túnel y empezar a correr hacia ella. La adversidad te hará fuerte.
Seguramente una alta autoestima esté muy por encima de tus expectativas, pero es importante que empieces a cambiar esta forma de verte a ti mismo. Debes virar el barco y dirigir tu rumbo hacia tus metas. Tómate todo con calma, respeta tu propio ritmo. Pero no olvides que eres tú quien tiene control sobre tu vida y eres el único que la puedes moldear.
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