El balón intragástrico, una técnica que, según sus defensores, constituye un método de ayuda «seguro y eficaz» para perder peso, sin riesgo de mortalidad, y con muy baja tasa de morbilidad incluso en pacientes ambulatorios.
Esta es una de las principales conclusiones de un estudio realizado y publicado por la revista Obesity Surgery Journal.
El doctor Gontrand López-Nava, del Servicio de Aparato Digestivo y Endoscopia del Hospital Universitario Madrid Sanchinarro, considera que el balón intragástrico, que debe colocarse por un tiempo no superior a los siete meses, es el método más demandado por la población que necesita perder más de 15 kilos y debe ser combinado con dieta, ejercicio y cambios en la conducta alimentaria.
Según el informe, realizado a partir de datos de 714 pacientes desde el 1 de junio de 2005 al 31 de mayo de 2007, sólo un 4,3 por ciento de éstos requirió la retirada anticipada del balón debido a intolerancia psicológica y gastroparesia, un trastorno estomacal consistente en que el estómago tarda demasiado tiempo en vaciar su contenido.
Asegura el Dr. López-Nava que las complicaciones menores más referidas tras la colocación del balón intragástrico son las náuseas, los vómitos y el dolor leve epigástrico, «todas ellas de fácil manejo ambulatorio y de limitada duración».
Este informe –agrega el especialista- «demuestra que el balón intragástrico es una buena alternativa para aquellas personas que no han logrado resultados satisfactorios con dietas, medicamentos o terapias conductuales únicamente».
Por último, esta técnica se utiliza previamente a la realización de cirugías de la obesidad con el fin de disminuir los riesgos asociados a la intervención.
«Hay cirujanos que nos demandan el balón intragástrico como método puente pre-quirúrgico para disminuir los riesgos de la cirugía bariátrica», precisa el Dr. López-Nava.
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