No solo somos lo que comemos, sino que debemos resaltar que también somos el modo en que comemos.

Vivimos de forma acelerada y rodeados de presión por el trabajo y el exceso de responsabilidades, lo cual no pone fácil que podamos comer de forma sana, haciendo que comamos de una forma apresurada. Por eso es importante pararnos a reflexionar el tipo de relación que estamos llevando con nuestra alimentación.

Comer de forma consciente, con atención plena, entrena a nuestro cerebro a eliminar la impulsividad, pudieron saborear los alimentos, escuchando a nuestro estómago y todas aquellas señales internas que nos avisan de la saciedad o el hambre. De esta forma, involucraremos no solo a nuestro cuerpo, sino también a nuestro cerebro.

Cuando comemos de forma desconectada, con el piloto automático encendido, todos nuestros sensores internos están apagados y la experiencia es totalmente diferente. Vaciamos el plato sin pensar, sin darnos cuenta del proceso. Esto ya nos pobre sobre aviso de que algo no funciona correctamente.

Pero ¿cómo podemos empezar a comer de forma consciente? Muy fácil. Atento a los siguientes consejos:

  1. Activa tus sentidos. Elige los alimentos, presta atención a la preparación y hazlo con cariño.
  2. ¿Tu hambre es física o emocional? Aprende a diferenciarla para poder actuar. Primero analiza cuál es tu estado emocional para no proyectarlo en el plato. Enfado, cansancio, frustración, tristeza…
  3. Solo come. No enciendas la televisión ni restes atención al correo electrónico. Céntrate en lo que estás comiendo, en saborearlo, en disfrutar y desconectar.
  4. Presta atención a tu cuerpo. Focaliza tu atención en las señales internas de hambre y saciedad. Da espacio para que se suavicen y desaparezcan. Y recuerda que tener ganas de comer, no siempre tiene que implicar comer.
  5. Sé reflexivo y no impulsivo. Debes decidir si te lo vas a acabar o si debes tirarlo. Trata con amabilidad a tus voces internes y déjate de luchas. Solo busca el bien para ti mismo.
  6. Si no sigues comiendo, el deseo ha desaparecido. Cuando necesitamos hacer una pausa, o nos distraemos con facilidad es que el cuerpo ya se ha saciado y no necesita ingerir más alimento. No le des más de lo que realmente necesita.
  7. Si sigues comiendo, que sea de forma consciente. Respira, huele los alimentos, sienta la textura, la forma y el sabor. La comida debe ser disfrutada de forma calmada. Si hay impulso, tal vez no siempre sea un hambre física.
  8. Aléjate del piloto automático. Siente cómo es vivir sin rapidez, simplemente disfrutando de lo que se está haciendo aquí y ahora.
  9. Lectura recomendada. Saborear: mindfulness para comer y vivir bien (2011). Thich Nhat Hanh.

Desde Obesidad López-Nava y desde su departamento de psicología, te animamos a que aprendas a comer de forma consciente, sin juzgar tus alimentos, mejorando tu relación con la alimentación y contigo mismo.

Ángel Rull – Psicólogo.