Elegir el Balón Intragástrico como una forma de perder peso a veces conlleva una serie de síntomas que aunque son molestos, con el paso del tiempo pueden jugar a nuestro favor por la rápida pérdida de peso y la considerable reducción del hambre.
Al principio se suelen perder muchos kilos, por lo que ese malestar vivido (en caso de aparecer, ya que no a todo el mundo le ocurre) se puede ver cómo que ha valido la pena, «ha servido para algo». Estos síntomas pueden ser vómitos, nauseas, dolor en el estómago, síntomas que desaparecen al cabo de unos días.
Esto es lo más específico del Balón Intragástrico, perder en poco tiempo mucho peso para que haya una gran motivación en seguir una alimentación sana y equilibrada y si se tiene una vida muy sedentaria, esto se convierte en un gran motor para comenzar a hacer ejercicio físico.
Optar por este método y acompañarlo de tus propias sesiones de psicología es una experiencia nueva que uno puede hacer para conseguir de verdad comer de una manera muy distinta a cómo se ha comido en el pasado.
Porque a través de la reducción del apetito, de la indiferencia que se siente por los alimentos, de comer poco y sentirse saciado, de ver que se pierde peso y que uno mismo lo nota, tenemos la oportunidad de trabajar juntos en tus sesiones la manera de encontrar y mantener una nueva forma de alimentarse, de estar animado, motivado e ilusionado para seguir cuidándose y eligiendo lo mejor para sentirse bien.
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