Unos de los miembros del departamento de psicología ha publicado interesantes resultados asociando un peor rendimiento de diferentes funciones mentales con la obesidad.

En concreto se ha observado que la obesidad se relaciona con peores capacidades atencionales y peor capacidad para controlar los impulsos. Abordar esta enfermedad con la ayuda de un equipo multidiciplinar puede ser de vital importancia ya que variables como estas pueden interferir en la mejora de los pacientes y el éxito de los tratamientos.

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Obesidad y problemas mentales: cómo el exceso de peso puede afectar a las funciones cerebrales

La obesidad es una de las principales preocupaciones de salud pública a nivel mundial, no solo por su impacto en la salud física, sino también por sus efectos significativos sobre la salud mental. En este artículo, exploramos cómo la obesidad está relacionada con trastornos mentales y cómo el exceso de peso puede alterar las funciones mentales y emocionales.

¿Cómo la obesidad afecta a la salud mental?

Aunque la obesidad se asocia comúnmente con enfermedades físicas como la diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedades cardiovasculares, cada vez más investigaciones destacan la influencia directa que el exceso de peso tiene sobre el bienestar psicológico y cognitivo.

La relación entre la obesidad y los trastornos mentales no es unilateral: los problemas mentales también pueden contribuir al aumento de peso. Sin embargo, en este artículo, nos centraremos en cómo la obesidad, de por sí, puede alterar las funciones mentales y aumentar el riesgo de sufrir trastornos psicológicos.

1. Depresión y ansiedad

Uno de los vínculos más estudiados entre la obesidad y la salud mental es la depresión y la ansiedad. Las personas con obesidad tienen un riesgo significativamente mayor de sufrir estos trastornos, y diversos factores explican este vínculo:

Estigmatización y bullying: Las personas con sobrepeso o obesidad son más susceptibles al estigma social, el bullying o la discriminación debido a su apariencia física. Este rechazo social puede desencadenar o empeorar sentimientos de tristeza, desesperanza y ansiedad.

Alteraciones hormonales: La obesidad afecta los niveles de diversas hormonas en el cuerpo, como la leptina, que regula el apetito y la energía, y la grelina, relacionada con el hambre. Estos desequilibrios hormonales también pueden tener un impacto en la regulación emocional y la salud mental.

Comportamientos compensatorios: Muchas personas con obesidad recurren a la comida como una forma de manejar el estrés, la ansiedad o la tristeza, lo que puede llevar a un ciclo negativo de comer en exceso, culpa, y más depresión o ansiedad.

Estudios muestran que el 30% de las personas con obesidad también padecen de depresión, lo que resalta la conexión bidireccional entre ambas condiciones.

2. Baja autoestima y trastornos de la imagen corporal

La obesidad puede tener un impacto devastador en la autoestima y la imagen corporal de una persona. Los adolescentes y adultos con sobrepeso o obesidad a menudo luchan con la percepción negativa de sí mismos, lo que puede aumentar la probabilidad de desarrollar trastornos mentales como:

Trastornos alimentarios: Algunas personas con obesidad pueden desarrollar trastornos como la bulimia o la ortorexia, donde el enfoque se centra en la comida, el peso y el control excesivo sobre el cuerpo, debido a la preocupación constante por la imagen corporal.

Desajustes emocionales: Las inseguridades relacionadas con el peso pueden llevar a sentimientos de vergüenza, tristeza y una constante sensación de no ser “lo suficientemente buenos”. Estos sentimientos pueden agravar problemas como la depresión y la ansiedad.

Las investigaciones indican que la baja autoestima asociada con la obesidad puede generar un ciclo de aislamiento social, lo que empeora aún más la salud mental.

3. Deterioro cognitivo y dificultades en la memoria

Varios estudios científicos han sugerido que la obesidad, especialmente cuando comienza en edades tempranas, puede afectar las funciones cognitivas. El exceso de peso, particularmente la grasa abdominal, puede tener efectos negativos sobre el cerebro, incluyendo:

Menor rendimiento cognitivo: La obesidad puede afectar la capacidad de concentración y la toma de decisiones, lo que puede interferir con el rendimiento académico, laboral y social.

Problemas de memoria: La inflamación crónica asociada con la obesidad puede afectar el hipocampo, una región del cerebro fundamental para la memoria y el aprendizaje. Esto puede resultar en problemas para recordar información o incluso dificultades para realizar tareas cotidianas.

Riesgo de demencia: A largo plazo, los estudios indican que la obesidad aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, especialmente si se presenta en la mediana edad.

La obesidad está asociada con un mayor riesgo de deterioro cognitivo, afectando la memoria a corto plazo, la toma de decisiones y el razonamiento lógico.

4. Estrés crónico y agotamiento mental

El estrés crónico es otro efecto directo de la obesidad. Las personas con sobrepeso pueden enfrentar una constante presión emocional debido a la lucha con su peso, la preocupación por su salud y los efectos sociales de ser etiquetados por su apariencia.

Este estrés prolongado puede llevar a:

Fatiga mental: El agotamiento mental derivado del estrés constante puede hacer que las personas se sientan abrumadas, incapaces de tomar decisiones y con poca energía para enfrentarse a sus responsabilidades diarias.

Somatización: Las personas que sufren de estrés debido a la obesidad pueden experimentar síntomas físicos como dolores de cabeza, tensión muscular, insomnio o problemas digestivos, lo que aumenta el círculo vicioso entre la salud mental y física.

5. Trastornos del sueño y fatiga emocional

La obesidad está estrechamente vinculada a problemas de sueño. La apnea del sueño, que se da con mayor frecuencia en personas obesas, interrumpe el sueño, lo que provoca fatiga y afecta la capacidad de concentración durante el día.

La falta de descanso adecuado no solo afecta a la salud física, sino también al estado emocional y cognitivo. La falta de sueño contribuye a la irritabilidad, la ansiedad y la depresión.

¿Cómo romper el ciclo negativo entre obesidad y problemas mentales?

Afrontar tanto los problemas mentales como la obesidad requiere un enfoque multidisciplinario:

Tratamiento médico y psicológico combinado: Consultar a profesionales de la salud como nutricionistas, psicólogos y médicos es fundamental para abordar tanto los factores físicos como emocionales.

Actividades físicas: El ejercicio no solo ayuda a reducir el peso corporal, sino que también es un potente antídoto contra la depresión y la ansiedad. La actividad física libera endorfinas, mejorando el estado de ánimo.

Terapias cognitivo-conductuales: Ayudan a cambiar los patrones de pensamiento negativos relacionados con la obesidad y la autoestima, ofreciendo una nueva perspectiva.

Apoyo social: El apoyo de familiares, amigos o grupos de apoyo puede ser crucial para romper el ciclo de aislamiento emocional y social.

La relación entre la obesidad y los problemas mentales es compleja y bidireccional. El exceso de peso puede afectar profundamente la salud emocional y cognitiva, y, a su vez, los trastornos mentales pueden contribuir al aumento de peso. La clave para romper este ciclo es un enfoque integral que combine atención médica, apoyo emocional, cambios en el estilo de vida y ejercicio.

Si tú o alguien que conoces está enfrentando tanto la obesidad como problemas mentales, no dudes en buscar ayuda profesional. En Obesidad López Nava, somos especialistas en endoreducción gástrica . Ofrecemos un enfoque personalizado para tratar la obesidad y mejorar la salud mental, ayudando a nuestros pacientes a alcanzar una vida más saludable y equilibrada.