Un obeso mórbido tiene cinco veces más posibilidades de sufrir un infarto del miocardio que una persona con pesa promedio, y si presenta trastornos metabólicos con hipertensión, hipercolestorolemia o diabetes, tiene menos esperanza de vida.
Expertos en obesidad aseguran que esta enfermedad silenciosa se ha convertido en un mal de igual o mayor impacto que el cáncer, por lo que debería prevenirse desde la infancia.
Un obeso mórbido tiene cinco veces más posibilidades de sufrir un infarto del miocardio que una persona con pesa promedio, y si presenta trastornos metabólicos con hipertensión, hipercolestorolemia (colesterol elevado de la sangre), calcio en las arterias, lesión renal o diabetes, tiene menos esperanza de vida y más riesgos.
Esto debido a que el síndrome metabólico acelera los problemas coronarios y el riesgo a un infarto del miocardio aumenta. Es decir que la enfermedad maligna, no representa un peligro real.
Por ello, el especialistas recomiendan los indicios de obesidad desde la infancia y evitar que un niño gordo llegue a la adultez siendo obeso. En estos casos la solución al problema es una intervención quirúrgica inmediata, como las cirugías metabólicas, indicada para la obesidad severa y que además ayuda a controlar la diabetes.
Por otro lado, gracias a los tratamientos que se utilizan para combatir la obesidada, se ha reducido la mortalidad operatoria y por ende la cirugía es más frecuente. Ha logrado que el fallecimiento posoperatorios de un obeso mórbido esté por debajo de 1 por ciento, cuando hace 20 años se ubicaba en 10 por ciento.
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